sábado, 28 de julio de 2012

Fundación Alberto Jiménez-Arellano Alonso


Plaza del Palacio de Santa Cruz
Foto: @asalajimenez
A mediados de este mes de julio, viajé por primera vez a Valladolid para visitar la Fundación Alberto Jiménez-Arellano Alonso y así poder ver la singular colección de arte africano que hay en ella. La Fundación se encuentra en el Palacio de Santa Cruz de la Universidad de Valladolid y está centrada en el fomento y difusión del conocimiento e investigación del arte y la cultura, realizando actividades como concursos de microrelatos y talleres infantiles.

Al entrar al Palacio, encontramos el patio central donde se pueden acceder a las tres salas en las que está dividida esta colección; en la planta baja está la Sala Rectores y la Sala Renacimiento y en el piso superior, la recién inugurada Sala San Ambrosio. Oliva Cachafeiro, Coordinadora de Actividades Culturales de la Fundación, fue la encargada de guiarme por toda la exposición.

Entrada a la Sala Rectores
Foto: @asalajimenez
Después de explicarme la historia de la Fundación, quienes son sus fundadores y de cómo llegó esta colección a Valladolid, comenzamos la visita por la Sala Rectores. En esta sala se proyecta un vídeo de presentación de la Fundación y de la exposición y en una primera vitrina nos muestran materiales como la tela y figuras en madera y metal. Bajo el lema Permitido tocar, obligado sentir, cuatro copias exactas de diferentes esculturas realizadas por la Fundación ONCE, están expuestas para que los visitantes puedan apreciar no solo con la mirada, si no con el tacto, las obras de africanas.
En esta antesala de la colección encontraremos por un lado, el nunca antes visto, pequeño ejercito de terracota, encabezado por unos jinetes y otras figuras similares Por otro lado, al fondo de la sala hay unas piezas que representan animales de gran importancia por su simbología; por ejemplo, una serpiente a la que se la relaciona en muchas culturas con los ríos, el agua y la vida o el leopardo, con el poder.

Continuamos la visita por la Sala Renacimiento, dedicada exclusivamente a albergar las terracotas de la colección. Éstas fueron encontradas en las cuencas de los rios Niger y Congo y adquiridas en diversas subastas de Bélgica y Francia. Las terracotas están distribuidas por paises y por culturas y de forma cronológica:

Nigeria: destaca el arte tribal de la cultura Nok (El Pensador), las terracotas bifrontes de Sokoto, la cabeza femenina de Ife, la cabeza de dignatario del antiguo reino de Benin, las culturas de Katsina, Qua, las terracotas de rituales curativos características de Cham/Longuda, la pareja Jukun, única en el mundo y las de los rituales funerarios de Igbo
Mali: culturas de Djenne, Ségou y Bankoni, con terracotas de color rojizo. Además se caracterizan por dar una sensación de movimiento aportando a las piezas más expresividad.
Niger: culturas Dori y Bura.
Ghana: culturas Ashanti, Sao, las pequeñas figuras de Komaland y las terracotas de Mami Wata y Papa Densu de la cultura Ewe.
Costa de Marfil: cultura Agni con el héroe del pueblo.
Camerún/Nigeria: con la cultura Mambila y sus terracotas de gemelos.
R.D.C: el arte corporal y las vasijas de la cultura Mangbetu, las estelas funerarias de Bakongo y la cultura Zande.
Etiopía (Falentia) y Tanzania las figuras de tela y barro de Pare.

Para terminar, subimos a la Sala San Ambrosio, centrada en el rey y sociedades secretas del reino de Oku en Camerún. En ella, exponen coloridos trajes, camas de madera, tronos con detallados adornos elaborados a partir de una sola pieza de madera, enormes máscaras... Además proyectan un vídeo sobre las danzas de Oku e instrumentos musicales.

No puedo estar más satisfecha de mi visita a la Fundación Jimenez-Arellano. Sin lugar a dudas volveré para ver futuras exposiciones y alguna que otra actividad cultural que organicen. Recomiendo a todos los interesados por el arte africano, y más aún por las terracotas, que visiten Valladolid y se acerquen al Palacio de Santa Cruz. Por último, agradecer a Oliva Cachafeiro el trabajo que realiza en la Fundación y su amabilidad y dedicación en explicarme todo lo que atañe a la colección.

Cartel de las terracotas africanas
en la entrada de la Fundación
Foto: @asalajimenez

Sobre la Fundación Alberto Jiménez-Arellano Alonso

Web de la Fundación: http://fundacionjimenezarellano.com/
Dirección: Plaza de Santa Cruz, 8 - 47002 Valladolid
Teléfono: 983 184 530
Email: fundacion.jimenez-arellano@uva.es
Twitter: @FundArellanoUVa

sábado, 21 de julio de 2012

Africas


A lo largo de las 90 páginas de este número especial de la revista Vivant Univers, nos deleitaremos con una África en donde la imagen y la palabra son las protagonistas. 

Imágenes de entre los años 1965 y 1985 en blanco y negro nos harán recorrer de norte a sur y de este a oeste el continente (incluyendo sus archipiélagos). Paisajes de desiertos, montañas y selvas, retratos de niños y ancianos, hombres y mujeres, poblados de tribus o etnias, además de simples instantáneas del día a día. 

Algunas de estas imágenes vienen acompañadas de poemas o prosas en verso de 17 ilustres autores como son Léopold Sédar Senghor conocido como el presidente poeta; Camara Laye, el guineano pilar de la literatura francófona; Abioseh  Nicol, escritor y diplomático de origen sierraleonés o Agostinho Neto, primer presidente de Angola y secretario general del MPLA (Movimiento Popular de Liberación de Angola). 

Al leer los textos y observar las imágenes sentiremos esa África real, misteriosa, exótica y porque no decirlo, única y cautivadora...

Título: Africas
Editor: Vivant Univers
Año de publicación: 1992
Descripción: 95 p. Ilustraciones en blanco y negro
Materias: Poesía, Fotografías
Otros datos: número especial de la revista Vivant Univers (se publica con ocasión del nº 400 de la revista y de los 40 años de reportajes del “Photo-Service” de Vivant Univers)

Mi madre no era una mujer que se oponía a mi padre
No se oponía a nada
Era todo acogida. Era como la luna que recibe la luz del sol
Ha tratado de vivir en el ambiente en que la vida la ha colocado
Nadie escoge el mundo en que nace
Nadie escoge su país natal
Mi madre sonreía ante la vida
La he visto sonreir
Aprendía con paciencia a conformarse con todo
Trataba de aliviar las miserias que le deparaba la vida
Comulgaba con sus alegrías
Había aprendido de su madre, mi abuela, que la vida es un don:
un don que se recibe
un don que hay que cuidar
un don que hay que comunicar.

Michel Kayoya (poeta burundés)
Africas